Baden-Baden, una próspera ciudad en la Selva Negra

Baden-Baden es una de esas pequeñas, bonitas y prósperas ciudades al sur de Alemania.

Su población no alcanza los 55.000 habitantes y, sin embargo, es un lugar emblemático desde las épocas de mayor esplendor durante el Imperio romano.

Baden-Baden se puso especialmente de moda a partir de comienzos del siglo XIX, momento en el que los burgueses europeos la convirtieron en un lugar de descanso.

Además de balnearios, teatros e hipódromos, la ciudad albergaba uno de los casinos más elogiados del mundo, que ha mantenido su lujosa fama hasta nuestros días.

Son varios los escritores que han hablado del casino de Baden-Baden en sus libros.

Eminencias de la literatura como Dostoyevski y Turguénev llevaron a cabo sendos ejemplos en El Jugador y Humo, respectivamente. Lo cierto es que albergar uno de los casinos más lujosos del mundo no sólo convierte a la ciudad en motivo de novela, sino que constituye un atractivo turístico muy a tener en cuenta.

Sea como fuere, son muchos los españoles que han decidido viajar a Baden-Baden para buscar trabajo.

Las condiciones climáticas son mucho mejores que en el norte y, geográficamente, es uno de los lugares más bonitos de Europa gracias a la Selva Negra.

Pero el principal reclamo de Baden-Baden es su condición de ciudad balneario. Es un lugar para distenderse y disfrutar, y esto genera abundantes puestos de trabajo, especialmente en algunas épocas del año.

Baden-Baden tiene numerosos sitios de interés turístico: el Kurhaus que, curiosamente, es el edificio que alberga el casino en su interior, pero donde también se celebran bailes, festivales, conciertos, etc.; el Neues Schloss o “palacio nuevo”, construido en el siglo XIV; el Altes Schloss o “palacio viejo”, que data del siglo XII y que actualmente está en ruinas; el Lichtentaler Allee, un impresionante jardín al más puro estilo inglés que alberga más de 300 especies de árboles y por el que pasa el río Oos; la Stiftskirche, una construcción del siglo XV de estilo gótico o las ruinas del balneario romano que se han convertido en un museo de lo que se denomina “antigua cultura del baño”.

Quedan por mencionar una innumerable cantidad de lugares de interés, además de todos aquellos sitios destinados expresamente al ocio: un buen número de museos (el Frieder Burda, el Faberge, el Kulturhaus LA8…), el teatro, los spas (como decíamos, la ciudad sigue siendo una referencia en cuanto a balnearios y spas en Europa).

Y, por último, están todos esos lugares naturales que rodean a la ciudad que son, probablemente, otro de los principales motivos que fundamentan las visitas de los turistas (la montaña Merkur, las cascadas Geroldsauer, el lago Mummelsee…).

Lo más importante de todo esto es que Baden-Baden se convierte en un lugar muy recomendable para buscar trabajo, especialmente de forma estacional y en lo que tiene que ver con la restauración y la hostelería en general.

Hay un buen número de hoteles de la más alta calidad: el Brenners Park, de cinco estrellas; el Dorint Maison Messmer, también de cinco; el Belle Epoque, de cuatro pero igual de majestuoso; y otros que, pese a tener cuatro estrellas y un precio considerable, no ofrecen la misma calidad que los anteriores (Aqua Aurelia, Atlantic, Der Kleine Prinz, Am Sophienpark…). Además, por supuesto, de todos aquellos hoteles y hostales más económicos.

De la misma forma, existe un buen número de restaurantes: el RIZZI, el Medici, el Canzley, La Góndola, el Amadeus… todos ellos repletos de inmejorables críticas.

Baden-Baden se convierte, de la misma forma que otras ciudades del sur como Friburgo de Brisgovia o Stuttgart, en una opción más que viable para aquellas personas que quieran viajar a Alemania para buscar trabajo y prefieren escapar de la congestionada Berlín o de Fráncfort del Meno.