11 días en Bukit Lawang en medio de la crisis

Diario de Katt London – Capítulo VIII.

La noche del 13 de marzo estaba con dos españoles, y con Suria el dueño de los trekking y la guesthouse donde me encontraba y con quien había estado trabajando con orangutanes unos días antes.

Vivir ahí se había convertido con el pasar de los días en algo medianamente tranquilo a pesar de la situación, comer gratis ya no era posible, y debíamos hacer mercado con los otros dos españoles que habían y el dueño.



Lo bueno es que era solo para nosotros y para algún que otro amigo que llegaba al lugar en busca de un plato de comida.

Allí, Suria habló con todos, nos dijo que nos podía alquilar el hospedaje, ya que debido a la situación, él necesitaba el ingreso de algo de dinero.

Nos costó solo 120.000 rupias, equivalente a 6,95€ por semana. El valor real en Bukit Lawang para el turista oscila entre los 3 € y 6 € por noche, así que fue realmente económico para nosotros.

Yo tuve que empezar a gastar mis ahorros, sobre todo en comida. Dábamos 2€ diarios para comprar alimentos y entre todos compartíamos, fueron realmente 11 días que convivimos de manera tranquila, y nos dábamos apoyo moral por todo lo que estaba pasando.

Todos los días íbamos al mercado, ya la gente utilizaba tapabocas y hasta guantes. Tuvimos varias situaciones especiales en donde la gente nos miraba y se apartaban, o apartaban a sus hijos de nuestro lado, inclusive aun así nosotros utilizando tapabocas, era como si ellos pensaran que nosotros teníamos el virus pegado o lo habíamos traído al país, y era comprensible, el gobierno al parecer en un principio les vendió esa idea.

Comprar cosas para comer era económico, se puede hacer un buen mercado para un día con solo 5-8€, contando que poco se podía encontrar, carne o pollo, pero así sobrevivíamos cada día.

Unas de las cosas mas duras fue un día donde todos estábamos descansando, en cuestión de momentos llegaron 2 motos, con cuatro personas todas con trajes de laboratorio, guantes, gafas y tapabocas, y un termómetro al hotel que estaba diagonal hacia la guesthouse. El pánico y la preocupación se apoderó de nosotros, el cuerpo de sanidad que se encontraba allí demoró una hora realizando un chequeo a dos turistas que habían ahí, enfermos, al parecer del COVID-19.

En ese momento lo primero que pensamos fue en irnos, pero todos los  vuelos los cancelaban o estaban por las nubes, no había respuesta de los consulados y nos sentíamos atrapados.



Suria, el dueño del guesthouse, tuvo una idea, nos quería hospedar en una villa lejana a Bukit Lawang donde vivía una hermana de él. Solo debíamos empacar, llevar mercado y estar allá el mayor tiempo posible mientras podíamos tomar una decisión sobre nuestros destinos.

En el próximo articulo les contare cómo ayudamos a esa familia y cómo acabé viajando a un destino que no estaba en mis planes después de todo, ¡únete a este grupo de Facebook para estar al tanto!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio